Capítulo extraído del libro: Los Milagros del Curso de Milagros.
El ego en acción
Hacía pocos días que había empezado a escribir este libro, Los Milagros del Curso de Milagros, cuando me encontré metido en una situación que al principio no fui capaz de gestionar de forma pacífica, era una de esas situaciones en las que te dejas llevar por la inercia del ego y por muy estudiante del Curso que seas caes de lleno en su trampa.
Había publicado una información por internet, en mis redes sociales, al poco encontré un comentario de una chica que me hacía una pregunta sobre lo que había publicado, la respuesta estaba en la información que yo había compartido, pero muchas veces las personas no nos paramos a leer y preguntamos para ahorrar tiempo, amablemente contesté a la pregunta que se me hacía sobre el tema y a partir de ese momento esa persona empezó a cuestionar la información que yo había publicado, me decía que el título con el que se presentaba la información era erróneo y que daba lugar a malentendidos, a lo que yo le pregunté si se había leído la información que acompañaba al título en la que se explicaba y se entendía perfectamente el motivo de ese título, la persona me contestó que no, que no se lo había leído y remataba su contestación diciendo tajantemente que el título era un error y que tendría que haberle puesto otro que ella misma me sugería.
Como es evidente me dejé llevar por mi ego e intenté justificarme, intenté explicarle el motivo de aquel título y le dije que si hubiera leído el texto que lo acompañaba lo habría entendido, a lo que me contestó diciendo que ella no había perdido el tiempo leyendo el texto pero que aún así ella tenía razón y tendría que haberle puesto otro título.
Por su puesto a lo largo de toda esta historia mi ego me incitaba a darle vueltas al tema y a mantenerlo en la mente y cuanto más lo hacía más me encendía, porque los comentarios de esta chica no tenían ningún sentido desde la lógica y mi ego estuvo tentado en decirle que puesto que yo había escrito el texto le había puesto el título que me había dado la gana, pero como alumno y practicante del Curso que soy pude darme cuenta a tiempo de que eso tampoco era la mejor solución parasentir paz interior, así que de pronto y antes de volver a contestarle decidí apagar el ordenador y meditar sobre lo sucedido, mi mente racional no entendía nada, porque era algo que no tenía lógica y era evidente que yo me había dejado arrastrar a un estado mental y emocional muy alejado de la paz interior y no era así como me quería sentir.
Ver las cosas de otra manera
Tras meditar y ver con claridad que era el ego el que quería enviarme a la guerra, me di cuenta de que ni tenía que justificarme ni tenía que tratar de convencer a nadie, pues evidentemente por las palabras y por lo que hasta ahora había dicho esta chica no quería realmente otra cosa que tener razón a todo costa, pero yo también había estado batiéndome en duelo con ella por lo mismo, por tener razón.
Al día siguiente desde un estado de paz interior, tras realizar un ejercicio de perdón con esa persona en el que retiré mis juicios sobre ella, le contesté y mi respuesta fue muy diferente a la que hubiera sido si me hubiera dejado manipular por el ego, mi respuesta fue pura inspiración del Espíritu Santo, pues no había rastro de rencor ni el más ligero intento de justificarme o convencerla de que yo tenía razón, solo hubo unas palabras para cerrar ese capítulo y justo eso es lo que conseguí, pues tras esas últimas palabras ya nunca más supe de esa chica, no hubo réplica de ninguna clase, solo hubo, nuevamente, paz interior.
Tener razón
En esta vivencia y en otras muchas que he experimentado y en las que he podido ser consciente de la forma en que nos hace actuar el ego, gracias al entrenamiento que nos propone el Curso, podría darte mil y una razones para demostrarte que yo tenía razón, que yo era la víctima de una injusticia y desde el punto de vista del ego no hay duda de que tendría razón, pues el ego siempre cree tenerla, dependiendo de cómo te contara la historia es muy fácil que te identificaras conmigo, especialmente si has pasado por alguna experiencia similar, aunque en realidad sería tu ego el que me estaría dando la razón, ¿acaso mientras te explicaba lo que me ocurrió no pensabas que yo era la víctima en esta historia y te has puesto de mi parte sin dudarlo? Estoy totalmente seguro de que si esa chica contara su versión en un libro o tomando un café en un bar con sus amigas, ella también conseguiría con cierta facilidad que le dieran la razón, la vieran como víctima y a mi como agresor, porque así es como funciona el ego, siempre encuentra a alguien que le da la razón.
Lo verdaderamente importante de esta experiencia y otras como esta, no es lo que está ocurriendo ni saber quién tiene razón, lo importante es la forma en que gestionamos estas situaciones y las emociones que nos generan, es probable que nunca sepamos qué era lo que realmente estaba ocurriendo debajo de toda esta situación, tal vez nunca sepamos cuál fue el motivo de la otra persona para actuar como actuó, pero si que hay algo que sabemos y es que siempre tenemos dos opciones, podemos elegir tener razón o ser felices, tal y como nos dice el Curso. La opción de tener razón ya sabemos que la mayoría de las veces consiste en lanzarse de cabeza a la guerra para defender nuestra postura o nuestra versión en busca de una satisfacción a corto plazo, la de tener la última palabra y demostrar a la otra persona que nuestra verdad es la buena, es la verdadera y la opción de ser feliz, que es a la que nos va llevando el Curso, es la de sin juzgar lo ocurrido, decidir que nuestra paz interior está por encima de las batallas del ego, pues cualquier intento de dar explicaciones o justificarnos ante la otra persona, solo es un intento desesperado de nuestro ego de hacernos entrar en combate. La paz se encuentra cuando nos desapegamos del hecho de querer tener razón, por tanto siempre va a ofrecernos un resultado más armonioso centrarnos en gestionar las emociones que estamos sintiendo durante la situación que dedicar nuestra energía a imponer nuestra verdad, pues nuestra verdad es solo una ilusión creada por nuestro ego en base a nuestras limitadas percepciones en las que nos adjudica el papel de víctima, el papel de pobrecito de mí en el que todos los demás son culpables de nuestras desgracias.
Los regalos que ofrece la paz interior
Lo curioso de esta y de otras experiencias en las que he sido consciente de que me estaba enganchando en la situación por seguir las recomendaciones de mi ego, es que cuando he sido capaz de dar marcha atrás, entregar la situación y recuperar la calma, la vida me ofrecido grandes regalos, algunos en forma de capítulos o ideas para este y otros libros o para mis charlas y otros en forma de mayor comprensión y entendimiento de las ideas que plantea el Curso. Por ese motivo siempre que soy consciente de ello elijo paz aunque no entienda lo que está ocurriendo, porque esa es otra trampa del ego que nos hace creer que lo importante es entender lo que está pasando y que una vez lo entendamos podremos dejarlo ir, pero lo verdaderamente importante es soltar primero y permitir que si tiene que venir la comprensión venga luego, porque al querer comprender lo que hacemos es mantener el motivo de preocupación en nuestra mente y es la entrega la que ayuda a resolver los problemas y la que nos conduce a experimentar la paz interior y por tanto entregar, en vez de entender, tendría que ser nuestra prioridad, lo curioso es que cuando entregamos, la mayoría de las veces el entendimiento viene como por arte de magia o si no viene tampoco nos preocupa, porque nos sentimos bien y ha dejado de importarnos.